miércoles, 13 de mayo de 2015

NUNCA ES TARDE PARA...¡APRENDER!


“soy demasiado mayor para…”, “yo ya no tengo edad para estas cosas”, “hace 20 años sí pero ahora…”. Estas son algunas de las frases que escuchamos (o decimos) cuando no nos vemos capaces de aprender algo nuevo y ponemos la edad como escusa.

Es cierto que de pequeños tenemos más facilidad para aprender, todo es más rápido y sencillo, pero si tenemos motivación y fuerza de voluntad, cualquier edad es buena para aprender algo nuevo. Quizás el problema principal de las personas mayores es que buscamos ser perfectos des del principio, pero hay que entender que equivocarse de vez en cuando forma parte del aprendizaje.

Como la teoría es muy bonita pero muchas veces insuficiente, a continuación te presentamos a personas que han vencido la barrera de la edad y han decidido aprender a pesar de sus años:

Mónica Reyes tenía un sueño “algún día quería poder leer la Santa Biblia y entender la palabra”, cuenta des de San Basilio de Palenque, Méjico. Y así fue como con 81 años aprendió a leer y escribir gracias al proyecto “Son Ri Tambó”de la Fundación Transformemos.


Miquel Grau, estando de vacaciones con su mujer en el Delta del Ebro, quiso alquilar una bicicleta para visitar la zona cuando se dio cuenta de que no sabía ir en bicicleta, así que en ese mismo momento, con 75 años, decidió poner remedio a la situación con un curso en la Casa Elizalde de Barcelona que le enseñaría a montar en bicicleta des de cero. Ahora pasea en bici por Barcelona, respetando siempre las normas de circulación porqué tiene claro que encima de la bicicleta la carrocería es el propio ciclista y “con 80 años el cuerpo ya no está a todo riesgo”.

Bernarda Angulo (Las Palmas de Gran Canaria, 1912) no aprendió a nadar hasta los 45 años. “me bañaba en la orillita de la playa, veía a mis hijas donde no hacían pie y me daban ganas de aprender yo también. Ellas me enseñaron”. Treinta y cinco años después comenzó a competir, con 80 años. “Fue empezar una nueva vida. Con la natación la existencia se me hizo más llevadera. Mi entrenador, Argimiro García, me decía que si seguía, nadaría hasta los 110 años”.


Así que ya lo veis, la vida, de principio a fin, puede ser una aventura de descubrimiento. No tiene sentido que nos privemos de explorar sólo porque nos sintamos un poco mayores.

¿Y tú? ¿Qué has aprendido últimamente? ¿Qué te gustaría aprender? Sea lo que sea, des de aquí te animamos a intentarlo, porque más vale probarlo y fallar que arrepentirse de no haberlo ni intentado.

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